C.- Romanos 7:15-25
Debemos recordar que el tema del pasaje total es la santificación y que Pablo ya ha declarado que el pecado no ha de enseñorearse sobre el creyente, porque no se halla bajo la Ley sino bajo la Gracia Ro 6:14
Por ello es preciso que la interpretación de Ro 7:15 -25 no contradiga las enseñanzas del contexto si no que esté en consonancia con el. Hay que recordar que los pronombres personales en 1ª singular varían según la psicología Paulina.
En este pasaje se nos presenta un conflicto entre la vieja naturaleza depravada que intenta sobreponerse al hombre espiritual (en anteriores posts hemos hablado del viejo y el nuevo hombre), más adelante veremos en Romanos capítulo 8 como el Espíritu Santo hace suyo el conflicto luchando de manera eficaz a través del creyente concretamente en Romanos 8:2.
En resumidas cuentas tenemos una naturaleza depravada, donde el hombre vive y donde mora el Espíritu Santo, Pablo plasma dicha lucha donde se observa, frustración, derrota, una imagen cruda pero real, pero tras presentar esa imagen sale también a la luz la opción de Cristo, donde esa lucha obtiene un carácter más victorioso, ya que siendo poseedores del E.S, nos capacita para seguir luchando y es en esa condición donde podemos manifestar que la victoria está en Jesús, no en nosotros mismos.
Conclusión Parcial
Esa naturaleza depravada está en continua lucha y es por ello que el hombre está sujeto a ella, pero no por ello ha de dejarse, sino todo lo contrario es una lucha continua, ya que si la persona no lucha no agrada a Dios. Ro. 8:8 aunque considerablemente la Gracia de Dios actúa en nuestras vidas de tal forma que no perseguimos la santidad como una posición si no como un medio para agradar a Dios.
Origen de la depravación
Adán, no solo como diría Calvino es el progenitor del linaje humano, del hombre si no que además es el progenitor de la corrupción en el hombre, por ello la raiz se encuentra en nuestro progenitor, hay muchas teorías en cuanto a la vía por la cual entra esta corrupción, el apóstol Pablo merodea sobre esta idea estableciendo la comparación entre Adán y Cristo. (Romanos 12, 15, 18) como si en Adán fue causa de nuestra perdición en Cristo, en su Gracia es causa de nuestra salvación.
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